Noche lluviosa la del pasado sábado en Zaragoza, y encima en pleno puente de la cincomarzada, cóctel "perfecto" para una asistencia escasa al concierto de Los Glosters. Pocos pero fieles, podría decirse, caras conocidas que siempre están en todo lo sixtie que ocurra en esta ciudad. Servidor sería la excepción en ese público fiel pues la actividad modernista por mi parte ha pasado a la mera anécdota desde hace años. No obstante, el sábado se dieron los condicionantes necesarios para poder acudir, y así lo hice, máxime cuando el atractivo era ver a un buen grupo.
Porque eso son Los Glosters, en mi humilde opinión, un buen grupo de música 60´s, con un sonido característico y un buen hacer en el escenario. Correctos, normales (aspecto valioso en ese mundo de los grupos) y merecedores de pagar una entrada para pasar un rato agradable escuchando buena música.
Me ha gustado su nuevo sencillo, la verdad, cuatro temas estupendos en un bonito vinilo transparente que adquirí sin dudarlo tras la finalización del concierto en el Corazón Verde, ese bonito lugar que tanto hace porque sigan existiendo conciertos y momentos como los del pasado sábado. Solo escuché unos pocos temas de la posterior pinchada de Félix y Vértigo (estaba Vértigo a los platos en ese momento) mientras mantenía conversaciones con viejos conocidos como Francho y Sam "malvado" pero había que volver al hogar, así que despedida, vinilo bajo el brazo, y satisfacción por haber regresado un par de horas al maravilloso mundo modernista, nuestro pequeño mundo.
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